viernes, 30 de noviembre de 2012





PARIS, TEXAS
(1984)

Wim Wenders




Yo coma tú.
Cuántos días quedan sin mirar atrás, cuánto, dime, cuánto hay que alejarse para poder disculparnos las cicatrices, para sobarnos el estómago y pensar que fuimos felices sin retorno, los más extraños en todos los paraísos y aunque ahora nos parezca imposible, una vez, fuimos aquellos abrazados a las cosas de la manera más bella, sin preocupar a todo lo demás.
Ahora somos los espectros del silencio, el contacto del Azul con el Rojo, otro mundo muy inexplicable lleno de agujeros irreconocibles donde el pasado no existe ni existirá. Ahora, podemos decirnos las cosas sin darnos cuenta de que fuimos nosotros los que representamos el Amor, los que dejamos sus huellas en esta arena del Mundo que se nos cae de los bolsillos, llenando un desierto imposible de cruzar.
Por eso, existe un lugar que nadie quiere, por el que sacrificaremos cualquier cosa, donde sólo hay piedras y arena, casi sin pisar.
Tú, coma yo.









Honor de Cavallería 
(2008)

Albert Serra




LAS MUTACIONES DEL ESPÍRITU



Las cosas ocurren aparentemente, se suceden y se dejan llevar por los cambios materiales que configuran el mundo de las apariencias. Toda apariencia es una representación de una idea, es el simulacro de un convencimiento que se va haciendo real en función a la calidad de su persistencia. Hay cosas que resisten el solapamiento de los sucesos, o sea, que resisten la mecánica de la Historia, manteniendo la esencia de su origen, la fuerza que los vio nacer. Los hombres siempre han hecho lo mismo en el mundo: han intentado apropiárselo para poder entenderlo, para tranquilizar a su corazón y sosegar su incertidumbre. Hay hombres que se han apartado de lo demás, para demostrar que la vida inventada a través de generaciones, no es más que una mentira y éstos, convencidos de que el mundo es otra cosa, han sacrificado su cuerpo por su espíritu y lo han dejado andar, perdido por los bosques. 
El hombre necesita silencio y plenitud, necesita aventura y amaneceres; es un animal sin nombre que no sabe a quién pertenece. Por eso hay hombres que llevan una historia por dentro que les salva de lo demás, que se despojan de todo y que viven desnudos, muy vulnerables ante cualquier suceso, tan convencidos de que la vida es interior, que todo se transforma ante sus ojos, aunque fuera no parezca pasar nada, todo se convierte en un fake de lo que realmente debería estar pasando. Es hermoso ver cómo un sueño nunca termina, ver cómo sigue respirando cada vez más fuerte, aunque cada vez parezca más ridículo y absurdo. Tal vez, ese sueño, en su origen, fue así, tal y como lo vemos ahora, desnudo, sincero, silencioso y todo lo que imaginamos sobre él era un error por nuestra parte; un bosque que no nos dejaba ver lo que el sueño quería mostrarnos desde en principio: algo así parecido al cielo.



(toda apariencia es una sucesión, 
un disfraz que oculta la inexistencia del tiempo, 
la inmortalidad de los deseos)




lunes, 19 de noviembre de 2012




LA REGLA DEL JUEGO (1939)
Jean Renoir
LA DOLCE VITA (1960) 
Federico Fellini
EL AÑO PASADO EN MARIENBAD (1961)
Alan Resnais
EL ÁNGEL EXTERMINADOR (1962)
Luis Buñuel
LA NOCHE (1962)
Michelangelo Antonioni
CELEBRACIÓN (1998)
Thomas Vintenberg





En una noche ocurren tantas cosas que se parecen al amor, que la luna se confunde entre el público y la magia planea hasta los salones para sacar a los fantasmas; Fíjese que las historias de fantasmas son todas iguales, una sola historia. Uno las cuenta como si fueran distintas, como si no hubiera oído diez veces la misma cosa. Fíjese en la importancia que damos a los detalles; si el fantasma es un caballero o una señorita, si empezó a ser fantasma viejo o joven, si tiene cara de angustia o de felicidad sobrehumana...-dice Onetti- y sin saberlo, la historia es la noche y lo que sucede en ella es secreto y violento, en ella muere el tiempo, la luz, el recuerdo, la felicidad, el mundo. El espacio se transforma en un baile de máscaras, con invitados sorpresa, disfraces, sexo, fuentes, ovejas, juegos y mujeres que ríen y lloran, sabiendo que la noche sólo se acabará cuando ella quiera, dejando tiempo para que crezcan los pecados capitales y los decálogos morales se suiciden por la ventana, pues solo resiste la dichosa libertad, solo existe un aliento incapaz de acabarse que provoca a los sentimientos, una obligación de confesión, un afan de aventura y descubrimiento, explorando las sombras y los pesares que la vida, tan breve, brinda hasta nueva orden.


jueves, 1 de noviembre de 2012




SHAME 
2011
Steve McQueen


 




Corre, corre todo lo que puedas, pues nunca alcanzarás a la mentira; es más rápida, es más lista. El silencio de lo subterráneo invade las calles, unos miran a otros para en seguida, desaparecer. Llegar, mirar, marcharse, el final la existencia moderna es el sueño de un voyeaur que sufre porque nada de lo que ve le sacia, nada de lo que siente le alimenta. Las ciudades están vacíadas de sentimientos y la carne ha conseguido conquistar al corazón inexistente de la nada y como un barco a la deriba, el cuerpo se encaya en el otro, cada vez más fuerte, intentando hundirse, insensible. Al final, todo quedará bajo el mar. La ciudad es muy pequeña, pero muchos creen que ese es el único mundo existente, ese es el límite, esa es la jaula de oro digna de oración, pero las oraciones se han caído al río y ya nadie las quiere; siempre se hace de noche y hay que irse a casa. La mentira sólo reconoce a la mentira, lo falso se ha acomodado en la ficción, sustituyendo al fuego, al agua, a la caricia. Sólo pides algo que no te roce, una ilusión de hermosura imperceptible; no quieres saber que el espíritu a huído, lleno de terror, al verte. No puedes tocar nada de verdad y lo sabes; lo real ha quedado prohibido. Quieres amar a un fantasma que en realidad eres tú mismo, pero ni siquiera puedes decir su nombre, pero ni siquiera puedes dormir. En la ciudad ya no existe el amor, o tal vez existe de una manera especialmente irreal, tanto, que se comporta como un cubo vacío donde quieres beber una y otra vez, siempre sediento. Las ciudades son un error del que hablará la posteridad, son el hueco que se lamenta en tu pecho, son la tarde vacía y silenciosa que llega a ser noche, una noche en la que corres desesperado por las calles, pues esa es la verdadera idea que nos envuelve, en eso se ha transformado, en una cosa que corre solitaria y a la deriba con todas sus fuerzas sin saber qué amar o qué perder, con un agujero en el pecho, pisando los restos imposibles de sus deseos, llorando algo que no existe, con lágrimas que ya no saben caer.