lunes, 22 de mayo de 2017




HOLLYWOOD I

De magnates o la historia 
del hijo del rey Midas







A veces, una fiebre insoportable nubla mi mente y escojo películas al azar, con el objetivo de descubrir joyitas perdidas en medio del lodo de la infinita masa cinematográfica que asedia al mundo; al menos, al mundo de la mente. La última remesa que me he tragado, por pura casualidad, consiste en una veintena de films norteamericanos que abarcan desde 1983 a 2014. Sin ningún criterio ni fin definido, he dejado que esas imágenes luzcan ante mí. Tengo que advertir que no soy espectador común de eso que llaman cine comercial, pues los productos populares suelen ser, en el mejor de los casos, decepcionantes y ya que el cine es un arte pasivo, desde el punto de vista del público, prefiero gastar el tiempo en imaginerías fílmicas de cierto calado. La cosa es que hay días en que uno se vuelve inocente y se culpa de ser un poco elitista o de tender a mundos más artísticos y cultos. A lo que voy: uno coge del cajón un puñado de películas con la mejor intención y, ¿qué es lo que se encuentra? Se encuentra que en 1983 se estrena una película llamada Twilight Zone: The Movie, filmada a cuatro manos entre Joe Dante (Gremlins, 1984), John Landis (The Blues Brothers, 1980), George Miller (Mad Max, 1979) y Steven Spielberg (Jaws, 1975). La película nace como homenaje a una homónima serie de terror y misterio, emitida en la televisión estadounidense, en la primera mitad de los años 60'. La película en sí se nutre de mil infantiladas, personajes neuróticos, criaturas grotescas y sobretodo, de buenos sentimientos que dan un poco de miedito; pero de misterio nada. Lo que quiero decir es que todos los cortos beben de una estética entre Children of the Corn (1984) y Bambi (1942). Cuando termina, tu mente no puede creer que alguien haya filmado algo así. Sin duda, es una tontería o un adelanto de lo que esos cuatro genios iban a dar al mundo en el futuro. Después de recobrar el sentido, visioné tres películas de 1992: In the Soup de Tom Dicillo, Sneakers de Phil Alden Robinson y Far and Away de Ron Howard. De ello saqué tres conclusiones: que Dicillo es un director flojísimo, que Robert Redford fue el Brad Pitt del pasado y que Ron Howard es uno de los elegidos para que Hollywood siga pagando sus facturas de la luz. Ron Howard participó como actor durante su niñez (desde los 2 años) y adolescencia en decenas de series televisivas en Norteamérica, hasta que saltó a las películas. Se le suele recordar por su papel en American Graffiti (1973) de George Lucas. La cosa es que a finales de los 70' empieza también a dirigir y va consiguiendo grandes éxitos populares como Cocoon (1985), Willow (1988), Apolo XIII (1995), A Beautiful mind (2001) o The Da Vinci Code (2006). Su carencia de estilo personal, o estilo mainstream, o lo que se suele denominar como película de las tres de la tarde, le han encumbrado a ser el legítimo heredero del trono de Hollywood.
Tras este apunte sobre Howard, vi tres películas más de los 90': Mother Night (1996), City Hall (1996) y Liberty Heights (1999). la primera es mala redomada con un Nick Nolte estrafalario y vulgar -¿alguien puede recordar una buena película de Nolte? o mejor aún, ¿alguien puede recordar alguna de sus películas?- La segunda es un film más amable, pero untado de buenos sentimientos rollo Walt Disney, con un joven John Cusack haciéndose el héroe y un Al Pacino antes de transformarse en el extraño engendro que es hoy. En definitiva, una película sobria sobre la corrupción política en Nueva York que acaba en agua de borrajas y cuento de hadas. Judíos, mafias, constructores. Lo de siempre. La última de los 90' es Liberty Heights que va de un barrio de judíos en los años 50' y de lo mal que lo pasan los pobres hebreoyankis, porque no pueden establecer relaciones con los negros o los pijos. Se trata de una catástrofe de una ingenuidad casi naif. Colosal. Pura mantequilla. Recuerda bastante a American Graffiti y al aburrimiento soporífero y casposo que devolvió a Lucas un lugar en Hollywood, ¿qué interés tienen esa juventud obsesionada por los coches y la música pop? Me suena de algo. Mundo repelente e inocuo. Mundo burgués. Aburrimiento.
Ya pasando al segundo milenio, pude ver Catch me, if you can (2002) y War of the worlds (2005) ambas, productos del creador de Jurassic Park (1993) y actual rey Midas del cotarro hollywodiense. Dicen que judío, masón y en gran medida, friki confeso de ese mundo al que él denomina fantasía. Debería leerse a Schelling. Ya sé que hoy nadie lo lee, pero a él le vendría de perlas para aclararse. Estas dos películas son pasables si lo único que quieres es que llegue el siguiente día o el Apocalipsis. Del 2006 pude ver Delirious, otra chorrada monumental de Dicillo. Maldito Dicillo. Tengo que decir que es aún peor que en 1992. Más insulso, menos gracioso, más estereotípico. Más vacío. Una patraña. De ese mismo año, pude contemplar Black Snake Moan, una película sin sentido en que Cristina Richie hace de ninfómana traumatizada y Samuel L. Jackson, de bluesman divorciado y redentor. El mensaje, básicamente es que los blancos son unos enfermos y unos pecadores y que los negros son sabios y santos que van por ahí salvando a la gente en un mundo en el que no existe la policía. Véanla si no tienen nada que hacer; hagan el experimento, a ver si aguantan. Del 2007 pude ver Breach, una especie de City Hall con Chris Cooper, donde se muestra un mundo de conspiración, mezclado con historias oscuras de la CIA. Traiciones dentro del cuerpo secreto, bla, bla, bla. Una historia secreta contada al mundo del espectáculo; muy norteamericano. Sospechoso, sospechoso. Breach es un cuento barato sobre el espía más traidor de la historia de EEUU, que sirve para demostrar que al final, la CIA no es tan ridícula como la gente piensa. El que la hace, la paga. Interesante. Por lo demás, en 2009, Ron Howard estrena su Angels and Demons y sintetiza todas las obsesiones de Hollywood: judíos, masones, conspiración, CIA, religión, illuminati y Tom Hanks. 
No sé ni qué decir. Tengo el cerebro hecho papilla.
Mi única conclusión es que Hollywood es el cáncer del cine.
Historias absurdas, flojas, sin talento. Violencia, conspiración y francmasonería. Negros, gays y todas las reivindicaciones que se te ocurran.
Siempre lo mismo. Hollywood es un disco de repetición lleno de fantasía spilberiana. Por lo que he podido ver, desde hace años, Ron Howard se acerca a regentar el chiringuito. Al menos, su estilo sirve para pasar ciertas tardes, aunque también tiene efectos secundarios. Es una pena. Tanto dinero y energía gastados para hacer generar una realidad tan grotesca y vacía.



¡Salud!



*1 - Por cierto, en la foto que he colocado en la cabecera, Ron Howard aparece mostrando explícitamente la revista Science&Digest, una publicación editada por la legendaria empresa Hearst Comunications Inc., fundada en 1887 por la familia de William Random Hearst, adivinen: el multimillonario que inspiró Ciudadano Kane de Orson Welles y El aviador de Martin Scorsese.


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