domingo, 26 de mayo de 2024

TED FENDT

 

Classical Period
(2018)


Ted Fendt 



El cine contemporáneo esconde verdaderas maravillas, escondrijos donde poder disfrutar de una libertad y una gracia inusuales en el panorama panóptico. Si hoy el cine comercial sigue desgastando los estereotipos de los gánsters, los pequeño-burgueses y los espías, y por otro lado, el cine indi abraza de forma desmedida las ideologías del nuevo siglo (feminismo, milenials, género...), existe otro cine, el del ensayo, el del pensamiento, el de la marginalidad fenomenológica, fundado por maestros supremos como Chris Marker o la dupla Straub-Huillet, que sigue gozando de una pureza y una originalidad brillantes, abriéndose a temas insobornables, únicos. En este caso se trata de una película sobre un grupo de jóvenes eruditos fascinados por Dante, Longfellow y Borges -entre otros-, quienes mantienen sesudas conversaciones sobre sus lecturas; detalles minúsculos encontrados en viejas páginas del Quattrocento que resuelven problemas de traducción o interpretación de obras enigmáticas que llevan entreteniendo a especialistas desde hace más de medio milenio. Encontrar este tipo de obras no sólo es fascinante, sino esperanzador, al recibir un mensaje singular y humano, más allá del sensacionalismo o la pornografía. Su austero formato disfraza a la pieza de un ambiente vintage en medio de un Philadelphia remota para el ojo ajeno, donde el tiempo parece mezclarse o confundirse, como si este grupo de jóvenes lectores viajasen no sólo con las lecturas a través del espacio y las ideas, sino a través del flujo de la existencia, realizando una arqueología del saber tan exquisita que da verdadera pena que la película sólo tenga la duración de apenas una hora. La arquitectura de sus imágenes es muy pictórica, sus silencios, muy sonoros. Se trata de un film como un libro, una experiencia real rodeada de los saberes humanísticos que construyeron la cultura europea y que ahora, una breve banda de ávidos lectores resucita en palabras para que siga viva esa belleza que siempre duerme en las páginas, aguardando pacientemente a que alguien se interesa por -tal vez-, las cosas más hermosas que ha creado el ser humano en toda su existencia.


 

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