domingo, 29 de abril de 2012




EASY RIDER
(1969)

Dennis Hopper






EEUU es el lugar que no existe sobre el que se cuentan historias de una cierta manera, sobre una sola cosa: EEUU. Cuando la Historia desaparece y se elimina el pasado, el presente reaparece muy frágil, tan frágil como los sueños, los sueños de cualquiera, en cualquier época. La idea de EEUU sobre las cosas (sobre todas las cosas) ha devorado las imágenes y por eso es allí donde todo parece nacer y morir, dentro de un estómago enorme, lleno de pesadillas que se muestran como si fueran la vida en realidad; lo que ocurre en un mundo que no existe.
Desde ya hace mucho tiempo, EEUU o la idea de EEUU, representa una idea del mundo, un discurso de contradicciones y caminos perdidos, de éxito y muerte, donde todo parece ser posible, donde todo se representa hasta el infinito. EEUU no es infinito, pero quiere hacer creer que sí lo es. Por eso hubo hombres que tuvieron sueños sobre cómo salir de esa idea que lo devoraba todo, de poner nombre a las cosas, de hacer que se viera lo invisible del espíritu, lo indestructible de lo salvaje, en definitiva, de hacer material un sentimiento que erraba vagabundo y del que nadie quería hablar.
Hay momentos en la vida que cambian el rumbo de las cosas, que cambian los significados y hacen que todo sea diferente. Dennis Hopper era un hombre que soñaba con el futuro y en su impotencia por alcanzarlo, se destruía. Dennis Hopper era un hombre que soñaba con EEUU como si fuera una película de miedo y entonces quiso escapar de los fantasmas que dominaban las cosas, pero no le dijo a nadie hacia dónde iba; lo más importante de Hopper fue que consiguió filmar ese exilio hacia sí mismo y mostrárselo a la gente. 
Lo que no tiene lugar, lo que nunca se detiene, lo que no tiene nada que perder, siempre es algo muy peligroso, al menos para todo lo establecido, lo fijo, lo que no quiere moverse. Nadie sabe cuándo se encontrará con esa velocidad, esa sensación de las cosas que cambian algo en ti. Dennis Hopper representa esa velocidad que se mete en las venas, ese tipo que quiso poner una bomba en el culo de cualquiera, que al final, hizo una película y dijo: ahora ésto es EEUU, esta es la idea del mundo con la que podemos jugar, así que iros todos a la mierda y vivir vuestra vida. Hopper siempre ha muerto y ha resucitado, y la idea del mundo que filmó hoy parece una simple ficción, parece una película, pero realmente es otra cosa.
Peter Fonda también hizo esta película, aunque Hopper se la apropiara por completo. Esto ocurre porque Fonda representa el silencio, esa otra cara de las cosas que es sólo sentimiento, que sufre en soledad la misma locura de Hooper pero a la inversa, quiero decir, Fonda es el corazón que llora y Hopper el estómago que devora. Los dos son la aventura imposible de EEUU.

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