lunes, 8 de marzo de 2021

 

 

Carta Abierta a Orson Welles (1)

 

Querido Orson: 

 

Un campo de golf en ruinas, templos románticos y gastados, odas fúnebres en la oscuridad y de pronto, en la ventana se enciende una luz. Aparecen la nieve y un difunto. Todo apuesta a esconderse para siempre, pero una bola de cristal, como si fuese una boca parlante, pronuncia un conjuro: Rosebud. La voz embruja al público, hipnotizando momentáneamente su voluntad. La memoria parece hablar a través de los labios de la imaginación, pero las fuerzas se terminan y la bola cae partiéndose. Orson, ¿con qué tipo de fuerza nos abandonas?, ¿qué energía regirá ahora tu ficción? El silencio es interrumpido por la enfermera y se genera una distorsión de la realidad. Un corte. Un calambrazo. Un último sueño es tu herencia, querido Orson, un puñado de noticias de prensa desfilando unas tras otras hasta llegar a una torre de alta tensión. ¿No era este el monumento de la RKO, templo prodigioso de tus orígenes? Algunos piensan que tu cine fue tan importante como los inventos de Tesla, tan poderosos que no pudieron permitir que se sucediesen más allá de su esbozo. Orson, ¿quién acabó contigo? Hay un título de neón en el que se lee la palabra espectáculo, una ilusión que dará paso a lo nuclear, a lo militar, a las vallas de contención y las trincheras, a las jaulas de los monos, a la fábula del castillo gótico; ¿fue toda tu obra una tentativa romántica o sólo te gustaba reírte de Walt Disney?, ¿quién era el Conde Drácula en tu mente? En el primer plano de las ideas aparecen Browning, Murnau y la Rebeca de Hitchcock: ese prólogo que nos conduce entre las ramas a las fauces de la trama, al agua oscura de las góndolas venecianas, de la decadencia de las esfinges a la niebla de los leopardos. ¿A dónde nos quieres llevar con todo esto?, ¿por qué acumulas toda la realidad en tu escondrijo? Vuelve el noticiario con un sonido fúnebre: se convierte en una marcha militar, la muerte se viste con el uniforme de las imágenes, formando un ejército que funda el territorio más privado del mundo, sólo destinado al placer, ¿lo llamaste Xanadú por no llamarlo Hollywood?, ¿dejaste que Borges te hablase del emperador Kubla Khan para hacer una película en blanco y negro sobre la maldición de los imperios? El cine, Orson, siempre fue para tí una oportunidad para coleccionar la realidad, para hacer elípsis de la misma y no aburrirte en los tiempos muertos, ¿o no es verdad que anhelaste ser el patriarca Noé, intentando acaparar toda la fauna existente, borracho y desnudo, cubierto por una manta de felpa? Aún los productores no te temían y eras considerado un verdadero Faraón. Corría el año 1941 y tú filmabas una película en medio de la segunda Guerra Mundial.

 




 

No hay comentarios:

Publicar un comentario