jueves, 11 de marzo de 2021

 

 

 

 Carta Abierta a Orson Welles (3)


 

Querido Orson:



¿Por qué filmaste a los reporteros, ensombreciendo sus rostros?, ¿qué te llevó a decidir arrastrar hasta las sombras sus conversaciones sobre Rosebud?, ¿por qué hacer una película etimológica en medio de un desastre mundial?, ¿qué diablos es Rosebud en realidad, un capullito de alelí, un amor fallido, un recuerdo, una venganza... la nieve? Invadiste el cine noir de maquetas y neones que luego imitarían Billy Wilder, Spielberg y Zack Snyder. Enseñaste los trucos olvidados del mudo y los nuevos prodigios del sonoro. Desarrollaste un nuevo tipo de aventura detectivesca llena de bibliotecas y memorias interrumpidas que asombrarían a Fincher, a Preminger y al mismísimo Nolan, de hecho, tu cátedra sobre el manejo del tiempo fílmico sigue vigente en todas las aventuras dignas de ser mentadas. Estamos en 1871 y entramos en un flashback de nieve que nos lleva a Tarkovski, a la admiración del ruso por tu talento, a las escenas blancas en las que un niño es vendido a la avaricia de un banco, un niño que golpea al poder con un trineo, que golpea a la realidad con la propia infancia. Aquel juguete rabioso es olvidado bajo la nieve, sepultado por copos de cristal. El tiempo convertirá a ese trineo en un periódico: la irreverencia escrita sustituirá el placer infantil, el nuevo paraíso será llamado INQUIRER. Eres el nuevo inquisidor de lo existente, las páginas de periódico a través de las cuáles sigues viajando en el tiempo, atravesando la naturaleza de los documentos, cosificando la existencia para poder poseerla, ¿qué es lo que quería Foster Kane?, ¿qué es lo que deseaste que quisiese? Para responder a esa pregunta hay que regresar al inicio. La película comienza de nuevo y alguien responde: “No conozco mis propios planes”. Creaste un mundo donde simples periodistas se convierten en persistentes investigadores, como lo son los empleados del Chronicle en la ficción Zodiac, como fue Robert Graysmith, el héroe que sacrificó toda su vida por resolver un caso imposible, un código intraducible, perdiéndose en el lenguaje. Una palabra-enigma es el pilar de una fábula que consta al menos de seis ficciones al mismo tiempo, ¿por qué siempre te empeñaste en hacer todas las cosas a la vez? Trabajar en el teatro, grabar en la CBS y filmar para la RKO, escribiendo guiones por la noche, imaginando en la carretera todas las películas que harías antes de morir. Ciudadano Kane es una declaración de intenciones, es el manifiesto de un artista que no dejará pasar su mejor ocasión para revelarse: en Jerry Maguire se hace un guiño comercial a tu logro, todas películas que han tratado de un hombre capaz de enfrentarse al sistema llevan tu nombre, pues tú inventaste esta lucha, este combate del lenguaje contra el dinero, del arte contra la sociedad, un mundo donde aparecen dos bustos de cristal celebrando a tus dos manos derechas: Bernstein y Leland, el orden y el instinto, riendo a tu lado, compartiendo la fiesta del absurdo en medio de un lugar donde las frases se repiten una y otra vez sin descanso, ¡oh, Kane! Aquel coleccionista de personas que mueve las orejas al mismo tiempo que habla, ¿qué está diciendo aquel magnate de la poesía?, ¿qué pretende? Hacer visible su autorretrato en dimensiones cinematográficas, presentarse al mundo, erigir su propia escultura. Golpear al poder con su propio poder. Un ser exterior, un espíritu que vive en la superficie. Las cosas revelan los secretos y en el cine no existe la introspección, el fondo, la psicología; los personajes están hechos de luz y detrás sólo está la tela de la pantalla, el soporte inerte de la ilusión. Orson, tú sabías que el cine era una batalla por conquistar las apariencias, reino de lo más profundo, de lo más verdadero de las imágenes. Cuatro letras: KANE. Una palabra: ROSEBUD. Una ambición arrolladora: WELLES. Nos encontramos justo en la medianía de la película, en una precuela de lo que en el año 2000 se llamará Memento. Un viaje en el tiempo hacia todos lados. Todos los grandes directores se parecen, todos regresan al origen.



No hay comentarios:

Publicar un comentario